PROHIBIDO ENAMORARSE

Y alguna vez te llega el día, un domingo aburrido como todos, en el que vos solamente te ibas a quedar en tu casa, durmiendo temprano; y él, te dice:
"Señora voy a tomar algo a "X", Venite!"
Te exaltas en un primer momento, te duchas y contestas el msj: "En 15 estoy".
Te acicalas un poco y enfilas al bar, a dos cuadras de tu casa, con un pucho en la mano.
Llegas, no lo ves. Lo llamás. Está llegando. Llega, se ubican en una mesa.
Se consumen las horas hablando, bebiendo, observando a la gente.
Ahí te das cuenta de qué es todo lo que siempre te interesó de un hombre. Te intriga demasiado.
Noche excelente de primavera, hasta que comienza a llover.
Un par de tragos más. Se van.
Unas vueltas por la ciudad en el auto, caen a otro bar.
No sé si es la noche, pero la atención en ambos lugares es excelente. Todo muy ameno.
Copas de vino. Más charla, más cercanía. Se sienten bien los dos.
El vino tiene ese "no se que" que despierta todo lo que tenías dormido.
Las emociones se manifiestan más a flor de piel, y uno está más receptivo del entorno.
Ya se adentra la madrugada, sigue lloviendo.
Suma de factores que dejan fluir la magia entre él y vos.
Y ahora ¿qué hacemos? Tu casa? Su casa? Terminan en un hotel.
Esa suma de factores desencadenantes de la magia, cada vez se hace más presente.
Un bonito lugar, una luz muy cálida. Los dos en completa armonía.
Se desnudan y descubren sus cuerpos desnudos por primera vez, pero con la sensación de que es algo conocido.
La sensación que sus cuerpos ya reposaron juntos.
El tiempo no pasa. Su piel te quema y te atrae como un imán, impidiéndote dejar de acariciarlo.
Te corta el aire mientras la pasión y el deseo corren por tus venas.
Su sexo encuentra tu cáliz con una perfección encastrándose en él, como si hubiesen sido diseñados el uno para el otro.
Es un momento de sincronización perfecta, que hasta respirar te da miedo de cortar el ambiente.
Mientras la ciudad se baña de aguas, ustedes se impregnan uno en la esencia del otro, haciendo el amor con tanta paz, intensidad y sentimiento, como nunca antes les pasó.
Los deja descolocados.
Ya perdimos las defensas, en el momento en que ambos se plantean:
NO TE ENAMORES DE MI! Quereme, pero no te enamores...
Es el punto de quiebre donde justamente vas a hacer lo contrario.
Estás hasta las manos ya, pero con el miedo que te persigue de no saber a donde lleva todo eso.